COMA INTELIGENTEMENTE.
Lisa Hinz PhD, Licensed clinical psychologist, registered art therapist
Recientemente, mi hijo adolescente me acusó de comer con mi
cerebro. Él pensó que la acusación me molestaría, pero en
realidad me hizo sonreír. Sí, de veras como con mi cerebro y aunque
él no lo sepa, él también lo hace. Lo que mi hijo quería decir es
que pienso en el valor nutritivo de lo que como más que en el sabor
de lo que me pongo en la boca. Cuando yo como, y cuando doy de comer
a mi familia, lo primero que me pregunto es: "¿Cómo van a
nutrir estos alimentos a nuestros cuerpos?" Yo no me centro en
que los alimentos sepan bien, confío en que los alimentos frescos,
integrales y nutritivos van a tener un gran sabor. Comer con el
cerebro requiere la redefinición de algunas de las formas en que
pensamos sobre la comida, comer de esta manera nos ayuda a comer
moderadamente sin comer en exceso. Las siguientes definiciones me han
ayudado:
- Estar llena es estar satisfecha sin estar atiborrada.
Atiborrada es cuando he comido tanto que tengo que
aflojarme el cinturón o desabotonarme los pantalones. Si espero
atiborrarme, siempre voy a comer en exceso. Estar llena es la
sensación
que tengo cuando he comido lo suficiente, estoy satisfecha.
- El hambre no es una emergencia. Muchas
personas, especialmente los niños, tratan el hambre como una
emergencia. Ellos piensan que si no comen en seguida van a morir. En
realidad, por lo general sólo les faltan unos pocos minutos para
comer. Tener comida nutritiva a mano requiere planificación. Por
ejemplo, los diabéticos suelen tener alimentos adecuados
disponibles en caso de que su azúcar en la sangre baje demasiado.
Usted puede mantener meriendas saludables a mano también para que
no se enfrente a una emergencia alimentaria.
- El alimento bueno es el alimento nutritivo.
El alimento bueno es el alimento que nutre, no el alimento que
tiene buen sabor, pero que está nutritivamente vacío. Asegúrese
de que los niños sepan que los alimentos nutritivos son los buenos,
y que los buenos no son las meriendas, comidas rápidas o
alimentos cargados de azúcar.
- No hay tal cosa como alimentos malos. Llamar
a alimentos "malos" por lo general significa que trato de
evitarlos mientras que al mismo tiempo me siento fuertemente atraída
por ellos. Dime que no puedo comer una barra de dulce y la quiero
aún más. No hay alimentos intrínsecamente "malos";
todos los alimentos están bien en moderación. Algunos alimentos
son menos nutritivos que otros, y yo como esos en cantidades más
pequeñas que los alimentos nutricionalmente gratificantes.
- Algunos alimentos son más "dignos de
calorías" que otros. Frente a ciertos alimentos, me
pregunto: "¿Es esto digno de calorías? Si puedo comer 1500
calorías al día, quiero gastar una parte de ellas en este
alimento? ¿es fresco, nutritivo y sabroso?" Si la respuesta es
sí, entonces me lo como, si no, lo pienso dos veces. Ya he
mencionado la "dignidad de calorías" de los alimentos con
tanta frecuencia que aún oigo a mi hijo haciendo comentarios
similares. ¡Él está empezando a comer con su cerebro!
Cuando usted empiece a redefinir algunas de las formas en que
piensa y habla de los alimentos, el hambre y la saciedad, usted y sus
niños van a comer con tu cerebro también.